jueves, 20 de mayo de 2010
Aplicar o plantar el okyu.
El preciso instante en que colocamos el okyu sobre el cuerpo de la persona que vamos a tratar, es un momento muy importante en el que la concentración y la delicadeza en el gesto son de vital importancia. El okyu debe estar en contacto (según el estilo y la escuela) con la piel del paciente por un mínimo punto o por la base del cono. Es decir ha de quedar colocado como un obelisco o como una piramide. Hay que evitar la colocación en forma de L (que en los principiantes suele ser muy habitual). El área de contacto resulta de vital importancia ya que seún sea su tamaño, el receptor sentirá más fuerte o menos la sensación de quemazón.
El okyu bien aplicado creará una sensación parecida a la entrada de una aguja, en cambio el okyu mal aplicado creará una sensación de quemazón.
Para los principiantes será recomendable estar atentos al movimiento de aplicaión con los dedos índice y pulgar. Ha de resultar un movimiento que provoque una ligera apertura de las puntas de los dedos y una aplicaión directa del cono, sin tocar con los dedos la piel del paciente. Este detalle es notorio cuando utilicemos shiunko o algun otro material de adhesión ya que si se impregnan los dedos, el próximo cono será un verdadero desastre.
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Muy buenos consejos, Felip. Lo más práctico no probar en el paciente lo que no se probó en uno mismo. Las sensaciones son distintas en los distintos puntos, y por supuesto, para distintos tamaños y formas de moxa.
ResponderEliminarAnimo con este blog. Me parece excelente.
Me maravilla la delicadeza y belleza del propio acto terapeutico, sanador ya por sí mismo.
ResponderEliminarUn abrazo, Felip...